Cara a Cara – Ajarei Mot

El Día de la Expiación es un día para venir cara a cara con Dios. En un sentido espiritual, debemos considerarnos a Nosotros mismos ese día como si nos estamos colocando en el lugar Santísimo, cara a cara con el Todopoderoso.

En Yom Kippur

El Día de la Expiación el sumo sacerdote venía cara a cara ante Elohim. Es por eso que primero traía incienso al Lugar Santísimo. El propósito del incienso era para crear una nube de humo para que no viera el Arca del Pacto y muriera. En este mundo, incluso nuestros más cercanos encuentros con el Eterno son encubiertos y en el misterio.

Pablo dice que “ahora vemos como en un espejo, oscuramente” (1Corintios 13:12). Se refería a un espejo de bronce. Aunque este siempre daba una reflexión, no era un reflejo nítido y claro como la que los espejos modernos proporcionan. Si el bronce no era recién pulido, el reflejo en el espejo se volvía más bajo.

El recordar que no podemos ver a Dios claramente debería ayudarnos a mantenernos humildes. Nos debe hacer más cuidadosos en condenar a personas que tienen teologías y experiencias con Dios diferentes a como las vemos y entendemos nosotros. Lo más rápido que podamos recordar que nosotros un día estuvimos allí debe ser suficiente para mantenernos humildes.

Claro esto que acabo de decir pareciera contradictorio cuando cuestionamos las enseñanzas que sabemos son antibíblicas, y sabemos que su fin será desastroso. Eso es otro tema. Lo que decimos es a sentir ese orgullo religioso que nos eleva y nos hace sentir por encima de todo y todos. Pero volviendo al tema, es posible que hayamos percibido un aspecto del Eterno, y podríamos haber encontrado revelación que no ha sido evidente para ellos. Y que por supuesto, muchos se han hecho dependientes de quienes les enseñan, al punto de poner las enseñanzas de hombres por encima de la revelación dada.

Nadie, en un sentido es culpable por no poder entender la imagen del espejo completamente, claramente.

Hay una revelación que es necesaria para poder responder a las demandas del Eterno.

Eso es obvio. Pero es igualmente obvio que en este mundo no contamos con toda la revelación. No toda la imagen está disponible. No toda la revelación es del dominio humano. Hay todavía mucho que nos será revelado en su momento.

Yeshua le dijo a los teólogos de su época, “Pero ustedes nunca han oído su voz ni han visto su apariencia” (Juan 5:37). Por esta razón una apreciación verdadera de la grandeza de Elohim excluye la arrogancia religiosa. El apóstol Pablo, dijo: “Ahora vemos oscuramente por medio de un espejo… Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, así como fui conocido.” (1 Corintios 13:12).

Nadie en este lado del velo puede decir que ya lo aprendió todo y que no queda nada por aprender o que sea revelado.

“Nadie ha visto a Dios jamás” (Juan 1:18), dice el apóstol Juan. Sin embargo, Juan continúa diciendo que el unigénito Hijo de Dios le ha dado a conocer, Lo ha revelado, porque Yeshua es la imagen misma del Dios invisible. Por lo que Yeshua dice: “Quien Me ha visto a Mi ha visto al Padre” (Juan 14:9)

Aferrándonos a Yeshua ha—Netzarin (de Nazaret), somos espiritualmente llevados con él al Lugar Santísimo. En Él tenemos una esperanza de compartir en la resurrección de los muertos que Él experimentó.

Shaul nos recuerda que después de la resurrección de los muertos, veremos “cara a cara.”

En ese día, podremos entrar en el lugar Santísimo del Santuario verdadero, y no habrá ninguna nube de humo ocultándolo a nuestra vista. Vamos a ver cara a cara.

“Así que, hermanos, teniendo plena confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Yeshua, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo),”

Hebreos 10:19-20

Esta verdad poderosa, sin embargo, nos deja en la posición peligrosa de trivializar la santidad impresionante y el terror del Dios Todopoderoso. No debemos permitir que este privilegio espiritual de acceso directo al Padre pueda producir un efecto que disminuya nuestra reverencia y temor hacia Él.

Levítico 16:13 dice, “Él Pondrá el incienso sobre el fuego delante del SEÑOR, y la nube de incienso cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio; así no morirá…

Al final de esta reflexión surge una pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante lo que sabemos y hemos percibido de la revelación divina a Su pueblo? Pero más crítico aun es cuál debe ser nuestra actitud ante tantos amigos y hermanos que sabemos que van en un camino equivocado. Dónde podemos manifestarles más amor: ¿No haciéndoles ver el error en que se encuentran, o diciéndoles que van por el camino equivocado, aunque eso nos proyecte como presuntuosos?

Shabat Shalom


De la pluma del Rabino
Rabbí Peretz ben Yehudah M.A. Th.

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