Restauración

El movimiento mesiánico como parte del cumplimiento de profecías concerniente a la restauración, ha sido reintroducido en el mundo después de haber estado ausente u oculto en la esfera de la espiritualidad por casi dos mil años.

Los primeros en demostrar su oposición al resurgimiento del judaísmo mesiánico fueron los mismos que por mucho tiempo han ignorado las Escrituras, aceptando las directrices rabínicas sin importar que tan lejos estas estuvieran de la Torá. Cuando hablamos de la Torá, aunque Moisés tiene parte en la entrega, sabemos que ¡es la Torá de Elohim! ¡No de Moisés!

Muchos en el judaísmo ortodoxo no pudieron ver en Yeshúa el cumplimiento de esta realidad profética. Ellos vieron en aquel tiempo, y aún hasta en nuestros días, al mesianismo como la mayor amenaza a su sistema de judaísmo.

Los siguientes en demostrar su oposición al judaísmo mesiánico fue la Iglesia.

En su teología dicen que Israel, al rechazar a Yeshúa en su primera venida, hizo que el Eterno transfiriera todo Su plan a la Iglesia; pero si Pablo dice que la adopción, la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas, pertenecen a Israel, entonces ¿qué queda para una Iglesia gentil? ¿Dónde y cuándo le fue asignada su parte? (Romanos 9:4).

Ahora el mensaje de la Iglesia es que los judíos tienen que hacerse cristianos para ser salvos.

Tres pasajes en el Nuevo Testamento refutan este argumento: «Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos» (1 Corintios 12:2). El siguiente es: «En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo» (Efesios 2:12). El último es: «Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo» (Romanos 11:17).

Estos pasajes están dirigidos a creyentes de origen gentil, y que por lo que el texto (de los tres) dice, ahora son parte de Israel. 1 Corintios les recuerda: «cuando eran gentiles», implicando que ya no lo son. Efesios 2 les dice que «estaban sin el Mesías, alejados… ajenos… sin esperanza y sin Dios en el mundo», implicando con ello que todo eso había cambiado: ya tenían al Mesías, eran ciudadanos de Israel, cercanos al pacto de la Torá, con esperanza inquebrantable y reconciliados con Dios. Romanos 11 establece una realidad irrefutable, que hubo ramas (judíos) del olivo natural (de la fe de Israel) que fueron cortados del pueblo, y en su lugar fueron injertadas ramas de olivo silvertre (o gentiles) al pueblo de Israel por su fe en Yeshúa.

Observe que no todas las ramas del olivo natural fueron desgajadas, sino las que estaban en incredulidad. Pero, además, no todas las ramas del olivo silvestre fueron injertadas. Lo que significa que, si las ramas del olivo natural fueron desgajadas, es porque no hicieron lo que debían hacer; que es creer en el Mesías Yeshúa. Y las ramas del olivo silvestre que fueron injertadas es debido a que hicieron lo que era necesario para ser injertadas; poner su fe para salvación en Yeshúa. Pero no olvide ver el otro lado de la moneda, y es que las demás ramas del olivo silvestre no fueron injertadas