Perlas de la Torah: Shelaj-Leja

     Por tanto queda un reposo para el pueblo de Elohim. Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Elohim de las suyas. Procuremos, pues, de entrar en aquel reposo; que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. (Hebreos 4:9–11)

     Completamente descontrolados por el mal informe de los espías, los hijos de Israel cayeron en la desesperación, se rebelaron contra Moisés y se negaron a entrar en Canaán. Su rebelión y su incapacidad para entrar en la tierra es el tema del midrash en Hebreos 3:7–4:11 que cita del Salmo 95. Desafortunadamente, el pasaje de Hebreos es a menudo señalado como evidencia que el séptimo día Shabat descanso literal ha sido reemplazado por un “shabat espiritual” para el pueblo de Dios. Esta interpretación está terriblemente lejos de la real intención del pasaje.

     El escritor del Libro a los Hebreos advierte a los creyentes que leen su carta, que así como Dios no perdonó a la generación del desierto, no perdonará a la generación presente. Él compara entrar en la tierra con entrar en la fe de Mashiaj. Mashiaj y la entrada a la tierra de la Promesa vinieron como la culminación de las promesas del Pacto.

Mashiaj y la entrada en la tierra de la Promesa requieren fe y obediencia.

“Aquellos que desobedecieron… no pudieron entrar a causa de la incredulidad,” (Hebreos 3:19) el escritor de Hebreos dice. “Nosotros, los que hemos creído entramos en ese reposo, de la manera que dijo: Como juré en mi ira, no entrarán en mi reposo”. (Hebreos 4:3, citando el Salmo 95)

     Pero ¿Cuál es ese ‘reposo’ al que no pudieron entrar? El escritor de Hebreos señala que el reposo de Dios comenzó en el Shabat después de la creación, pero que nunca ha cesado. Él no retornó al trabajo de la creación el lunes. Por lo tanto el reposo de Dios es un día de reposo eterno. Es el “reposo del mundo venidero.

     Queda un reposo para el pueblo de Dios, y es algo más que simplemente el séptimo día. Shabat es algo más que simplemente la tierra prometida.

     La generación en el desierto es midrashicamente empleada como ejemplo. El escritor de Hebreos dice,

“De hecho, también a nosotros se nos ha anunciado el Evangelio como a ellos; mas no les aprovechó el oír el davar (la palabra) a los que [la] oyeron sin mezclarla con emunah (fe)”.

Hebreos 4:2

Desde la perspectiva del escritor de Hebreos (un judío creyente en Mashiaj del primer siglo escribiendo a otros creyentes judíos del primer siglo) la situación es análoga a la de la generación a punto de entrar a la Tierra de la Promesa. La entrada en la Tierra de la Promesa y el mensaje del Mesías son similares porque, al igual que la tierra prometida, el Mesías es la culminación de toda la Toráh. Todo nos dirige hasta este punto, como lo dice Pablo a los romanos “El fin (meta) de la Toráh (Ley) es Mashiaj”. Igual que estar al borde de la tierra prometida, los creyentes a quienes escribía estaban casi para entrar en el mundo venidero en Mashiaj Yeshua. “[Ese es] el mundo venidero del cual hablamos.” (Hebreos 2:5)

Leave a comment