Porción #28 de la Torah
Torah: Levítico 14:1-15:33
Haftarah: 2 Reyes 7:3-20
Brit Jadashah: Mateo 23:16-24:2, 30-31
Resumen de la Porción
El pasaje, que suele leerse como porción doble con “Tazria”, continua con las instrucciones del metzora’. Para fines prácticos podemos traducir metzora’ como “el infectado”. Las instrucciones van de cómo será su proceso de purificación y la ofrenda que debe presentar. Aún de la ofrenda que puede dar si no tiene muchos recursos. Esto nos habla de que el deseo del Eterno es que su pueblo se purifique de toda suciedad e inmundicia y se mantenga cera de Él, apto para seguir participando del servicio del altar.
El Eterno sigue hablando dando instrucciones para cuando entren a conquistar Canaán y tomen las casas que hay en ella. El tzara’at también invadirá las casa y esto será señal de que debe purificarse o definitivamente edificarse de nuevo a causa de la impureza de la que estaba impregnada esa casa. Es mejor deshacernos de todo ello que permitir que corrompa nuestro ser y nuestra familia.
El Señor mantiene las indicaciones de la purificación a causa de las impurezas propias de la naturaleza humana: el flujo de semen, las relaciones sexuales y la menstruación.
Respecto al flujo de semen y la menstruación, hombre y mujer respectivamente terminan como fuentes de inmundicia por 7 días y al 8 presentan su ofrenda para purificación y dedicación (o en un sentido, reincorporación al servicio del altar como el sacerdote).
Enfatizando el Eterno: “Así apartaréis los hijos de Israel de sus inmundicias, a fin de que no mueran por sus inmundicias, ensuciando mi tabernáculo que está entre ellos”.
El propósito del Eterno con estos mandamientos de la Torah no solo es para no permanecer en la inmundicia que nos puede llevar a pecado recalcitrante sino también el no profanar la casa del Eterno, el no ensuciar su morada, no hollar sus atrios con pies llenos de inmundicia y no presentar ofrenda inmunda ante el altar para no volver a provocar la ira del Eterno. Si Israel presenta ofrendas en impurezas daría el mensaje de que el Eterno y el becerro de oro son lo mismo, ¡Jamás suceda en la vida y bocas del pueblo del Eterno decir o transmitir semejante abominación!