Lectura parashá Ekev

‘Ekev | עקֵֶב


“Porque”

La parashá Ekev comienza con un poderoso porque. La palabra ekev ( עקב ) significa “porque”, “debido a que”, o “como resultado de”. El enfoque es positivo.
Esta parashá dice que, “debido a que” Israel obedece la Toráh, el Eterno amará, bendecirá y multiplicará a la nación. Continúa ilustrando este punto prometiendo una bendición al pueblo y la tierra debido a su obediencia mientras que al mismo tiempo les advierte del peligro de caer presas del pecado, como lo han hecho en el pasado. Desde una perspectiva mesiánica, nosotros reconocemos que las bendiciones y el amor del Eterno que disfrutamos es el resultado de la obediencia de la Toráh—la obediencia del Mesías. Su justicia ha atraído el favor del Eterno hacia nosotros. Mashíaj ha merecido el amor del Padre. Pero Mashíaj Mismo nos fue enviado debido al amor de Dios, como nos lo dice Juan:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único)”

Juan 3:16

También dice que, Dios muestra Su amor para con nosotros en que, siendo aun pecadores, Mashíaj murió por nosotros (Romanos 5:8).
Mashíaj es nuestro “‘ekev”, “porque” porque Mashíaj…, por Su justicia y Su muerte expiatoria, y por Su mensaje llamando al arrepentimiento es que estamos en la capacidad de disfrutar Su amor, las bendiciones y el favor del Eterno. Es por eso que debemos estar ansiosos de emular Su obediencia a los mandamientos del Eterno. En otras palabras, Yeshúa cumple en Si mismo y muestra que si pueden cumplirse las demandas de la Ley, que habían caído en un sistema ritualista, y tradicionalista, sin vida y desconectados de la intención de honrar al Eterno por medio de la obediencia.

Deuteronomio 7:12 – 8:10 (RVA2015)

12 Y será que por haber obedecido estos decretos, por guardarlos y ponerlos por obra, el SEÑOR tu Dios guardará para contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. 13 Él te amará, te bendecirá y te multiplicará. También bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano y tu vino nuevo y tu aceite, la cría de tus vacas y el aumento de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. 14 Serás más bendecido que todos los pueblos; no habrá hombre ni mujer estéril en medio de ti ni habrá estéril entre tus animales. 15 El SEÑOR quitará de ti toda dolencia y todas las terribles enfermedades de Egipto, que tú conoces. No las pondrá sobre ti; más bien, las pondrá sobre todos los que te aborrecen.

16 “Destruirás todos los pueblos que el SEÑOR tu Dios entrega en tus manos. Tu ojo no les tendrá lástima ni rendirás culto a sus dioses, porque eso te sería motivo de tropiezo.

17 “Si dices en tu corazón: ‘Estas naciones son más numerosas que yo; ¿cómo las podré desalojar?’, 18 no tengas temor de ellas. Acuérdate bien de lo que el SEÑOR tu Dios hizo con el faraón y con todo Egipto; 19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y de los prodigios, de la mano poderosa y del brazo extendido con que el SEÑOR tu Dios te sacó. Así hará el SEÑOR tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia temes. 20 El SEÑOR tu Dios también enviará contra ellos la avispa, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de ti. 21 No desmayes ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.

22 “El SEÑOR tu Dios expulsará estas naciones de delante de ti, poco a poco. No podrás exterminarlas de inmediato, no sea que los animales del campo se multipliquen contra ti. 23 El SEÑOR tu Dios las entregará delante de ti; él las someterá a gran turbación, hasta destruirlas. 24 Él entregará a sus reyes en tu mano, y tú destruirás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas.

25 “Quemarás en el fuego las imágenes de sus dioses. No codiciarás la plata y el oro que estén sobre ellas ni los tomarás para ti, para que no caigas en la trampa por ello. Esto es abominación al SEÑOR tu Dios. 26 No meterás en tu casa ninguna cosa abominable, para que no seas anatema juntamente con ella. La detestarás del todo y la abominarás, porque es anatema.

8 “Cuidarán de poner por obra todo mandamiento que yo les mando hoy, para que vivan y sean multiplicados, y para que entren y tomen posesión de la tierra que el SEÑOR juró dar a sus padres.

“Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido el SEÑOR tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos o no.

“Él te humilló y te hizo sufrir hambre, pero te sustentó con maná, comida que tú no conocías ni tus padres habían conocido jamás. Lo hizo para enseñarte que no solo de pan vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca del SEÑOR.

“Tu vestido nunca se ha envejecido sobre ti, ni tu pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a su hijo, así te corrige el SEÑOR tu Dios. Guardarás los mandamientos del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos y teniendo temor de él.

“Ciertamente el SEÑOR tu Dios te introduce en una buena tierra: tierra de arroyos de agua, de manantiales y de fuentes del abismo que brotan en los valles y en los montes; tierra de trigo, de cebada, de vides, de higueras y de granados; tierra de olivos ricos en aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, pues nada te faltará en ella; tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre. 10 Comerás y te saciarás, y bendecirás al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

Deuteronomio 8:11 – 9:3 (RVA2015)

11 “Cuídate de no olvidarte del SEÑOR tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy. 12 No sea que cuando comas y te sacies, cuando edifiques buenas casas y las habites, 13 cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando se multipliquen la plata y el oro, y cuando se multiplique todo lo que tienes, 14 entonces se llegue a enaltecer tu corazón y te olvides del SEÑOR tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. 15 Él es quien te hizo caminar por un desierto grande y terrible, de serpientes ardientes y de escorpiones; una tierra sedienta donde no había agua. Él es quien sacó para ti agua del duro pedernal. 16 Él es quien te sustentó en el desierto con maná, comida que no habían conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien. 17 No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’. 18 Al contrario, acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es el que te da poder para hacer riquezas, con el fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

19 “Pero sucederá que si alguna vez llegas a olvidarte del SEÑOR tu Dios, y caminas en pos de otros dioses y les rindes culto postrándote ante ellos, entonces yo testifico hoy contra ustedes que perecerán totalmente. 20 Como las naciones que el SEÑOR destruirá delante de ustedes, así perecerán; porque no han escuchado la voz del SEÑOR su Dios.

9 “Escucha, Israel: Tú vas a cruzar hoy el Jordán para entrar a desalojar naciones más grandes y más poderosas que tú, ciudades grandes y fortificadas hasta el cielo, un pueblo grande y alto, los anaquitas, de los cuales tú tienes conocimiento y has oído decir: ‘¿Quién podrá permanecer delante de los hijos de Anac?’. Y sabrás hoy que el SEÑOR tu Dios es el que cruza delante de ti. Él es fuego consumidor. Él los destruirá y los someterá delante de ti. Y tú los desalojarás y los destruirás rápidamente, como el SEÑOR te ha prometido.

Deuteronomio 9:4-29 (RVA2015)

“Cuando el SEÑOR tu Dios los haya echado de delante de ti, no digas en tu corazón: ‘Por mi justicia el SEÑOR me ha traído para tomar posesión de la tierra’. Porque por la impiedad de estas naciones es que el SEÑOR las echa de tu presencia. No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que entras a tomar posesión de su tierra. Es por la impiedad de estas naciones que el SEÑOR tu Dios las echa de tu presencia, y para cumplir la palabra que el SEÑOR juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

“Sabrás, pues, que no es por tu justicia que el SEÑOR tu Dios te da esta buena tierra para que la tomes en posesión, puesto que tú eres un pueblo de dura cerviz. Acuérdate; no te olvides que en el desierto provocaste a ira al SEÑOR tu Dios. Han sido rebeldes para con el SEÑOR desde el día en que salieron[a] de la tierra de Egipto, hasta que llegaron a este lugar.

“Ustedes provocaron a ira al SEÑOR en Horeb, y el SEÑOR se airó tanto contra ustedes como para destruirlos. Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el SEÑOR hizo con ustedes, estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. 10 Y el SEÑOR me dio las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. En ellas estaban todas las palabras que el SEÑOR les había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. 11 Sucedió que, al final de los cuarenta días y cuarenta noches, el SEÑOR me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12 Y me dijo el SEÑOR: ‘Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. Se han apartado rápidamente del camino que yo les mandé, y se han hecho una imagen de fundición’.

13 “El SEÑOR me habló diciendo: ‘Yo he visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz. 14 Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y de ti haré una nación más poderosa y numerosa que ellos’.

15 “Di vuelta y descendí del monte que ardía en fuego, con las dos tablas del pacto en mis dos manos. 16 Miré, y he aquí que habían pecado contra el SEÑOR su Dios. Se habían hecho un becerro de fundición, apartándose rápidamente del camino que el SEÑOR les había mandado. 17 Entonces tomé las dos tablas, las arrojé de mis dos manos y las rompí delante de sus ojos.

18 “Luego me postré delante del SEÑOR, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. No comí pan ni bebí agua, a causa de todo el pecado de ustedes que habían cometido haciendo lo malo ante los ojos del SEÑOR, hasta enojarlo. 19 Ciertamente tuve mucho miedo a causa del furor y de la ira con que el SEÑOR estaba tan enojado contra ustedes como para destruirlos. Pero el SEÑOR me escuchó también esta vez.

20 “El SEÑOR también se enojó tanto contra Aarón como para destruirlo. Y también oré por Aarón en aquella ocasión.

21 “Yo tomé su pecado[b], el becerro que habían hecho, y lo quemé en el fuego. Lo desmenucé moliéndolo bien, hasta reducirlo a polvo, el cual arrojé a la quebrada que descendía del monte.

22 “También en Tabera, en Masá y en Quibrot-hataavah[c] provocaron a ira al SEÑOR. 23 Y cuando el SEÑOR los envió desde Cades-barnea, diciendo: ‘Suban y tomen posesión de la tierra que yo les doy’, fueron rebeldes al mandato del SEÑOR su Dios y no le creyeron ni obedecieron su voz. 24 Han sido rebeldes contra el SEÑOR desde el día en que yo los conocí. 25 Yo me postré delante del SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches; me postré, porque el SEÑOR dijo que los iba a destruir. 26 Oré al SEÑOR diciendo: Oh, SEÑOR Dios[d], no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has rescatado por tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano poderosa. 27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. No mires la dureza de este pueblo ni su impiedad ni su pecado. 28 No sea que los de la tierra de donde nos sacaste digan: ‘Porque el SEÑOR no fue capaz de introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto’. 29 Pero ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.

Deuteronomio 10:1-11 (RVA2015)

10 “En aquel tiempo el SEÑOR me dijo: ‘Lábrate dos tablas de piedra como las primeras y sube hacia mí al monte. Haz también un arca de madera. Yo escribiré en esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que rompiste, y las pondrás en el arca’.

“Entonces hice un arca de madera de acacia y labré dos tablas de piedra como las primeras. Después subí al monte con las dos tablas en mi mano. Y él escribió en las tablas lo mismo que estaba escrito en las primeras: Los Diez Mandamientos[a] que el SEÑOR les había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. Luego el SEÑOR me las dio. Di vuelta y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho. Allí están, como el SEÑOR me mandó.

“Después los hijos de Israel partieron de Beerot-bene-jaacán hacia Mosera. Allí murió Aarón, y allí fue sepultado. En lugar suyo asumió el sacerdocio su hijo Eleazar. De allí partieron hacia Gudgoda, y de Gudgoda hacia Jotbata, una tierra de arroyos de agua.

“En aquel tiempo el SEÑOR apartó la tribu de Leví para llevar el arca del pacto del SEÑOR, a fin de que estuviera delante del SEÑOR para servirle, y para que bendijera en su nombre hasta el día de hoy[b]Por esto Leví no ha tenido parte ni heredad entre sus hermanos: el SEÑOR es su heredad, como el SEÑOR tu Dios se lo ha prometido.

10 “Yo estuve en el monte como en los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches. Y el SEÑOR me escuchó también esta vez, y no quiso el SEÑOR destruirte. 11 Y el SEÑOR me dijo: ‘Levántate, ve para ponerte en marcha delante del pueblo, a fin de que entren y tomen posesión de la tierra que juré a sus padres que les había de dar’.

Deuteronomio 10:12 – 11:9 (RVA2015)

12 “Ahora pues, Israel, ¿qué pide el SEÑOR tu Dios de ti? Solo que temas al SEÑOR tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, 13 y que guardes los mandamientos del SEÑOR y sus estatutos que yo te prescribo hoy, para tu bien.

14 “He aquí, del SEÑOR tu Dios son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay. 15 Pero el SEÑOR se agradó solo de los padres de ustedes para amarlos, y después de ellos eligió a su descendencia de entre todos los pueblos, es decir, a ustedes, como en el día de hoy. 16 Circunciden, pues, el prepucio de su corazón y no endurezcan más su cerviz. 17 Porque el SEÑOR su Dios es Dios de dioses y Señor de señores. Es Dios grande, poderoso y temible, que no hace distinción de personas ni acepta soborno. 18 Él hace justicia al huérfano y a la viuda, y también ama al extranjero y le da pan y vestido. 19 Por tanto, amarás al extranjero, porque extranjeros fueron ustedes en la tierra de Egipto.

20 “Al SEÑOR tu Dios temerás, y a él servirás. A él serás fiel y por su nombre jurarás. 21 Él es tu alabanza; él es tu Dios que ha hecho por ti estas cosas grandes y temibles que tus ojos han visto. 22 Con setenta personas descendieron tus padres a Egipto, y ahora el SEÑOR tu Dios te ha hecho tan numeroso como las estrellas del cielo.

11 “Amarás, pues, al SEÑOR tu Dios y guardarás su ordenanza, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días.

“Hoy ustedes deben reconocer —no sus hijos que no la han conocido ni visto— la disciplina del SEÑOR su Dios: su grandeza, su mano poderosa y su brazo extendido, sus señales y sus obras que hizo en medio de Egipto al faraón rey de Egipto y a toda su tierra, y lo que hizo al ejército de Egipto, a sus caballos y a sus carros, cómo hizo que las aguas del mar Rojo se precipitaran sobre ellos cuando venían tras ustedes, y cómo el SEÑOR los destruyó hasta el día de hoy, y lo que ha hecho con ustedes en el desierto hasta que han llegado a este lugar, y lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén, cómo la tierra abrió su boca y los tragó a ellos, a sus familias, sus tiendas y todo lo que les pertenecía en medio de todo Israel. Ciertamente son sus ojos los que han visto toda la gran obra que el SEÑOR ha hecho.

“Por tanto, guarden todos los mandamientos que yo les mando hoy, para que sean fuertes y lleguen a tomar la tierra a la cual cruzan para tomarla en posesión; a fin de que prolonguen sus[a] días en la tierra que el SEÑOR juró a sus padres que les daría a ellos y a sus descendientes: una tierra que fluye leche y miel.

Deuteronomio 11:10-21 (RVA2015)

10 “Ciertamente la tierra a la cual entras para tomarla en posesión no es como la tierra de Egipto, de donde has[a] salido, donde sembrabas tu semilla y la regabas con tu pie como a huerto de hortalizas. 11 La tierra a la cual cruzas para tomarla en posesión es una tierra de montes y de valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo; 12 una tierra de la cual cuida el SEÑOR tu Dios. Los ojos del SEÑOR tu Dios están siempre sobre ella, desde el principio del año hasta el final de él.

13 “Sucederá que si obedecen cuidadosamente mis mandamientos que hoy les mando, para amar al SEÑOR su Dios y para servirle con todo su corazón y con toda su alma, 14 entonces él dará[b] la lluvia a la tierra de ustedes en su tiempo, tanto la lluvia temprana como la lluvia tardía. Así podrás recoger tu grano, tu vino y tu aceite. 15 Él dará[c] también hierba en tu campo para tu ganado. Así comerás y te saciarás.

16 “Guárdense, pues, no sea que su corazón se engañe y se aparten y sirvan a otros dioses, y se inclinen a ellos. 17 No sea que se encienda el furor del SEÑOR contra ustedes y cierre los cielos y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcan rápidamente sobre la buena tierra que el SEÑOR les da.

18 “Por tanto, pondrán estas palabras mías en su corazón y en su alma. Las atarán a su mano como señal, y estarán como frontales entre sus ojos. 19 Las enseñarán a sus hijos, hablando de ellas sentado en tu casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 20 Las escribirás en los postes de tu casa y en las puertas de tus ciudades, 21 para que sus días y los días de sus hijos sobre la tierra que el SEÑOR juró a sus padres que les había de dar, sean tan numerosos como los días de los cielos sobre la tierra.

Deuteronomio 11:22-25 (RVA2015)

22 “Porque si guardan cuidadosamente todos estos mandamientos que yo les mando para que los cumplan, amando al SEÑOR su Dios, andando en todos sus caminos y siendo fieles a él, 23 entonces el SEÑOR también echará todas estas naciones de delante de ustedes, y desalojarán naciones más grandes y más poderosas que ustedes. 24 Todo lugar que pise la planta de su pie será de ustedes. Su territorio será desde el desierto hasta el Líbano, y desde el río, el río Éufrates, hasta el mar occidental. 25 Nadie prevalecerá ante ustedes. El SEÑOR su Dios pondrá miedo y pavor de ustedes sobre la faz de toda la tierra que pisen, como él se lo ha prometido.

Isaías 49:14-51:3 (RVA2015)

14 Pero Sion dijo: “El SEÑOR me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí”.

15 “¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti. 16 He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mí. 17 Tus edificadores[a] vendrán aprisa, y tus destructores y desoladores se irán de ti. 18 Alza tus ojos alrededor y mira: Todos estos se han reunido y han venido a ti. ¡Vivo yo, dice el SEÑOR, que con todos ellos te vestirás como si fueran joyas! ¡Y con ellos te adornarás como una novia! 19 En cuanto a tus ruinas, tu desolación y tu tierra destruida, ciertamente ahora serás demasiado estrecha para los habitantes; y tus destructores estarán lejos. 20 Aun los hijos de los cuales fuiste privada te dirán a los oídos: ‘Este lugar es demasiado estrecho para mí; dame espacio para habitar’. 21 Entonces dirás en tu corazón: ‘¿Quién me dio a luz a estos? Porque yo estuve sola y estéril, desterrada y apartada. He aquí que yo fui dejada sola; ¿de dónde, pues, han venido estos? ¿Quién los crió?’ ”.

22 Así ha dicho el SEÑOR Dios[b]: “He aquí, yo alzaré mi mano hacia las naciones, y levantaré mi bandera a los pueblos. Ellos traerán en su seno a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. 23 Reyes serán tus tutores, y sus princesas tus nodrizas. Con el rostro a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy el SEÑOR, y que los que esperan en mí no serán avergonzados”.

24 ¿Le será quitado el botín al valiente guerrero? ¿Será librado el cautivo de las manos de un tirano[c]25 Pues así ha dicho el SEÑOR: “Ciertamente el cautivo le será quitado al valiente guerrero, y el botín será librado del tirano. Yo contenderé con los que contienden contra ti, y yo salvaré a tus hijos. 26 A los que te oprimen, los haré comer sus propias carnes; se embriagarán con su propia sangre, como con vino nuevo. Y sabrá todo mortal que yo soy el SEÑOR tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob”.

50 Así ha dicho el SEÑOR: “¿Dónde está la carta de divorcio de su madre, con la cual yo la he repudiado? ¿O cuál de mis acreedores es aquel a quien los he vendido?e. He aquí que por sus maldades fueron vendidos, y por sus rebeliones su madre fue repudiada.

“¿Por qué vine, y nadie apareció? ¿Por qué llamé, y nadie respondió? ¿Acaso es demasiado corto mi brazo[d] que no pueda rescatar? ¿Acaso no hay en mí fuerzas para librar? He aquí que con mi reprensión haré que el mar se seque; convertiré los ríos en desierto hasta que se pudran sus peces y se mueran de sed por falta de agua. Yo vestiré de oscuridad los cielos, y les pondré cilicio como cobertura”.

El SEÑOR Dios[e] me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al cansado. Me despierta cada mañana; cada mañana despierta mi oído para que yo escuche, como los que son adiestrados. El SEÑOR Dios[f] me abrió el oído, y no fui rebelde ni me volví atrás. Entregué mis espaldas a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. No escondí mi cara de las afrentas ni de los escupitajos. Porque el SEÑOR Dios[g] me ayuda, no he sido confundido. Por eso puse mi rostro firme como un pedernal y sé que no seré avergonzado.

Cercano está a mí el que me justifica. ¿Quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. He aquí que el SEÑOR Dios[h] me ayudará; ¿quién me podrá condenar? He aquí que todos ellos se envejecerán como un vestido, y se los comerá la polilla.

10 ¿Quién entre ustedes teme al SEÑOR y escucha la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre del SEÑOR y apóyese en su Dios. 11 Pero he aquí que todos ustedes encienden el fuego y prenden las antorchas. ¡Anden a la luz de su propio fuego, y de las antorchas que han encendido! De mi mano les vendrá esto: ¡Acabarán por yacer en el lugar del tormento!

51 “Óiganme, los que siguen la justicia, los que buscan al SEÑOR. Miren la roca de donde fueron cortados, y la cantera de donde fueron extraídos. Miren a Abraham, su padre; y a Sara, que los dio a luz. Porque cuando él era uno solo, yo lo llamé, lo bendije y lo multipliqué”.

Ciertamente el SEÑOR consolará a Sion; él consolará todas sus ruinas. Convertirá su desierto en Edén y su región árida en huerto del SEÑOR. Alegría y gozo habrá en ella, acciones de gracias y sonido de cánticos.

Hebreos 11:8-13 (RVA2015)

Por la fe Abraham, cuando fue llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, viviendo en tiendas con Isaac y Jacob, los coherederos de la misma promesa, 10 porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe, a pesar de que Sara misma era estéril, él[a] recibió fuerzas para engendrar un hijo cuando había pasado de la edad; porque consideró que el que lo había prometido era fiel. 12 Y por lo tanto, de uno solo, y estando este muerto en cuanto a estas cosas, nacieron hijos como las estrellas del cielo en multitud y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.

13 Conforme a su fe murieron todos estos sin haber recibido el cumplimiento de las promesas. Más bien, las miraron de lejos y las saludaron, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.