וַיִּהְיוּ֙ חַיֵּ֣י שָׂרָ֔ה מֵאָ֥ה שָׁנָ֛ה וְעֶשְׂרִ֥ים שָׁנָ֖ה וְשֶׁ֣בַע שָׁנִ֑ים שְׁנֵ֖י חַיֵּ֥י שָׂרָֽה

Vayiheyu Jayey Sarah meah shanah ve’Esrim shanah vesheva’ shanim sheney jayey Sarah

Y fue la vida de Sarah de ciento veintisiete años; estos fueron los años de Sara.

Torah


Bereshit (Genesis) 23:1-25:18

Haftarah


Melajim A (1 Reyes) 1:1-31

Brit Jadashah


Matiyahu (Mateo) 11, 12

Génesis 23:1-16


1 La vida de Sara fue de ciento veintisiete años; estos fueron los años de Sara. Sara murió en Quiriat-arba, es decir, Hebrón, en la tierra de Canaán, y Abraham vino a hacer duelo por Sara y a llorarla.

Abraham se levantó de delante de su difunta y se fue para hablar con los hijos de Het. Y les dijo:

—Yo soy forastero y advenedizo entre ustedes. Permítanme tener entre ustedes una propiedad para sepultura, y que sepulte allí a mi difunta.

Los hijos de Het respondieron a Abraham diciéndole:

—Escúchanos, señor nuestro: Tú eres un príncipe de Dios entre nosotros. Sepulta a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que sepultes a tu difunta.

Pero Abraham se levantó, e inclinándose ante el pueblo de aquella tierra, los hijos de Het, habló con ellos diciendo:

—Si tienen a bien que yo sepulte allí, escúchenme e intercedan por mí ante Efrón hijo de Zojar, para que me dé la cueva de Macpela que está en el extremo de su campo. Que por su justo precio me la dé como propiedad para sepultura en medio de ustedes.

10 Efrón estaba sentado entre los hijos de Het. Y Efrón el heteo respondió a Abraham en presencia de los hijos de Het y de todos cuantos entraban por las puertas de la ciudad, diciendo:

11 —No, señor mío. Escúchame: Yo te doy el campo y te doy la cueva que hay en él. En presencia de los hijos de mi pueblo te lo doy; sepulta a tu difunta.

12 Pero Abraham se inclinó ante el pueblo de la tierra. 13 Y respondió a Efrón en presencia del pueblo de la tierra, diciendo:

—Más bien, te ruego que me escuches: Yo te daré dinero por el campo. Tómamelo, y yo sepultaré allí a mi difunta.

14 Efrón respondió a Abraham diciéndole:

15 —Señor mío, escúchame: La tierra vale cuatro kilos y medio de plata. ¿Qué es esto entre tú y yo? Sepulta, pues, a tu difunta.

16 Entonces Abraham escuchó a Efrón, y en presencia de los hijos de Het, pesó para Efrón la plata que este le dijo: cuatro kilos y medio de plata de buena ley entre mercaderes.

Génesis 23:17 – 24:9


17 Así el campo de Efrón que estaba en Macpela, frente a Mamre, tanto el campo como la cueva que había en él, junto con todos los árboles que había en el campo y en sus contornos, pasó 18 a ser propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het, de todos los que entraban por las puertas de su ciudad. 19 Después de esto, Abraham sepultó a Sara su mujer en la cueva del campo en Macpela, frente a Mamre, es decir, Hebrón, en la tierra de Canaán. 20 Así Abraham adquirió de los hijos de Het el campo y la cueva que había en él, como una propiedad para sepultura.

24 Abraham era ya anciano y muy avanzado en años, y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo. Entonces Abraham dijo a un siervo suyo, el más viejo de su casa y que administraba todo lo que tenía:

—Por favor, pon tu mano debajo de mi muslo, y te haré jurar por el SEÑOR, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de las hijas de los cananeos entre los cuales habito. Más bien, irás a mi tierra, a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.

Su siervo le respondió:

—Quizás la mujer no quiera venir conmigo a esta tierra. ¿He de hacer volver a tu hijo a la tierra de donde saliste?

Abraham le dijo:

—Guárdate, no sea que hagas volver a mi hijo allá. El SEÑOR, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi nacimiento, y que me habló y me juró diciendo: “A tu descendencia daré esta tierra”, él enviará su ángel delante de ti, y tú tomarás de allí una mujer para mi hijo. Pero si la mujer no quiere venir contigo, tú quedarás libre de este juramento mío. Solamente que no hagas volver allá a mi hijo.

Entonces el siervo puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este asunto.

Génesis 24:10-26


10 Y el siervo tomó diez de los camellos de su señor, y se fue llevando consigo toda clase de cosas preciadas de su señor. Partió y se fue a Siria mesopotámica, a la ciudad de Nacor, 11 e hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua. Era la hora del atardecer, cuando las jóvenes salían para sacar agua. 12 Y dijo:

—SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, haz, por favor, que hoy ocurra algo en mi presencia. Muestra bondad para mi señor Abraham. 13 He aquí que yo estoy junto al manantial de agua, y las hijas de los hombres de la ciudad vendrán para sacar agua. 14 Sea, pues, que la joven a quien yo diga: “Por favor, baja tu cántaro para que yo beba”, y ella responda: “Bebe tú, y también daré de beber a tus camellos”; sea ella la que tú has destinado para tu siervo, para Isaac. En esto conoceré que has tenido misericordia de mi señor.

15 Y aconteció que cuando él aún no había acabado de hablar, he aquí que con su cántaro sobre el hombro venía Rebeca, que le había nacido a Betuel, hijo de Milca, mujer de Nacor, hermano de Abraham. 16 La joven era muy hermosa; era virgen, a quien ningún hombre había conocido. Ella descendió al manantial, llenó su cántaro y subía. 17 Entonces el siervo corrió hacia ella y le dijo:

—Por favor, dame de beber un poco de agua de tu cántaro.

18 Y ella respondió:

—Bebe, señor mío.

Se apresuró a bajar su cántaro a su mano y le dio de beber. 19 Cuando acabó de darle de beber, agregó:

—También sacaré agua para tus camellos, hasta que acaben de beber.

20 Se dio prisa, vació su cántaro en el abrevadero y corrió otra vez al pozo para sacar agua. Y sacó para todos sus camellos. 21 El hombre la observaba en silencio para saber si el SEÑOR había dado éxito a su viaje o no. 22 Cuando los camellos acabaron de beber, el hombre le obsequió un pendiente de oro que pesaba cinco gramos y medio y dos brazaletes de oro para sus brazos, que pesaban ciento diez gramos. 23 Y le preguntó:

—¿De quién eres hija? Dime, por favor, ¿habrá lugar en la casa de tu padre donde podamos alojarnos?

24 Ella respondió:

—Yo soy hija de Betuel, hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. 25 —Y añadió—: También en nuestra casa hay paja y mucho forraje, y lugar para alojarse.

26 Entonces el hombre se inclinó y adoró al SEÑOR

Génesis 24:27-52


27 diciendo:

—¡Bendito sea el SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, que no apartó de mi señor su misericordia y su verdad! En el camino el SEÑOR me guió hacia la casa de los hermanos de mi señor.

28 La joven corrió y contó estas cosas en la casa de su madre. 29 Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, hacia el manantial. 30 Sucedió que cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, y oyó las palabras de su hermana Rebeca, que decía: “Así me habló aquel hombre”, vino a él, y he aquí que él estaba junto a los camellos, al lado del manantial. 31 Y le dijo:

—Ven, bendito del SEÑOR. ¿Por qué estás ahí fuera? Yo he preparado la casa y el lugar para los camellos.

32 Entonces el hombre fue a la casa. Labán descargó los camellos y les dio paja y forraje. Luego trajo agua para lavar los pies de él y los pies de los hombres que venían con él. 33 También puso comida delante de él, pero él dijo:

—No comeré hasta que haya dicho lo que tengo que decir.

Labán le dijo:

—Habla.

34 Entonces dijo:

—Yo soy siervo de Abraham. 35 El SEÑOR ha bendecido mucho a mi señor, y él se ha enriquecido. Le ha dado ovejas, vacas, plata, oro, siervos, siervas, camellos y asnos. 36 Y Sara, mujer de mi señor, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo lo que tiene. 37 Y mi señor me hizo jurar diciendo: “No tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuya tierra habito. 38 Más bien, irás a la casa de mi padre, a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo”. 39 Yo dije a mi señor: “Quizás la mujer no quiera venir conmigo”. 40 Entonces me respondió: “El SEÑOR, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel contigo, y él dará éxito a tu viaje. Tú tomarás una mujer para mi hijo, de mi familia, de la casa de mi padre. 41 Entonces, cuando hayas llegado a mi familia, quedarás libre de mi juramento; y aunque no te la den, también quedarás libre de mi juramento”.

42 »Llegué, pues, hoy al manantial y dije: “SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, por favor, si has de dar éxito a mi viaje en el cual ando, 43 he aquí que yo estoy junto al manantial de agua. Que la joven que venga para sacar agua y a quien yo diga: ‘Por favor, dame de beber un poco de agua de tu cántaro’, 44 y ella me responda: ‘Bebe tú, y también sacaré agua para tus camellos’, que sea ella la mujer que el SEÑOR ha destinado para el hijo de mi señor”. 45 Y antes que acabara de hablar en mi corazón, he aquí que Rebeca venía con su cántaro sobre su hombro. Luego descendió al manantial y sacó agua. Entonces le dije: “Por favor, dame de beber”. 46 Y ella bajó rápidamente su cántaro de encima de su hombro y dijo: “Bebe tú, y también daré de beber a tus camellos”. Yo bebí, y ella también dio de beber a mis camellos. 47 Entonces le pregunté: “¿De quién eres hija?”. Y ella respondió: “Soy hija de Betuel hijo de Nacor, que le dio a luz Milca”. Yo puse el pendiente en su nariz y los brazaletes en sus brazos. 48 Y me incliné y adoré al SEÑOR. Bendije al SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, que me guió por el camino acertado para tomar la hija del hermano de mi señor, para su hijo. 49 Ahora pues, si ustedes van a mostrar misericordia y verdad para con mi señor, declárenmelo. Si no, declárenmelo también, y yo me iré a la derecha o a la izquierda.

50 Entonces Labán y Betuel respondieron diciendo:

—¡Del SEÑOR procede esto! No podemos decirte si es malo o si es bueno. 51 He aquí que Rebeca está delante de ti; tómala y vete. Sea ella la mujer del hijo de tu señor, como ha dicho el SEÑOR.

52 Y aconteció que cuando el siervo de Abraham oyó sus palabras, se postró a tierra delante del SEÑOR.

Génesis 24:53-67


53 Luego sacó objetos de plata, objetos de oro y vestidos, y se los dio a Rebeca. También dio obsequios preciosos a su hermano y a su madre. 54 Después comieron y bebieron él y los hombres que habían venido con él, y pasaron la noche. Y levantándose de mañana, dijo:

—Permítanme regresar a mi señor.

55 Entonces respondieron su hermano y su madre:

—Que la joven espere siquiera unos diez días más con nosotros, y después irá.

56 Pero él les dijo:

—No me hagan demorar; ya que el SEÑOR ha dado éxito a mi viaje, déjenme ir para que vaya a mi señor.

57 Ellos le respondieron:

—Llamemos a la joven y preguntémosle lo que piensa.

58 Llamaron a Rebeca y le preguntaron:

—¿Irás tú con este hombre?

Ella les respondió:

—Sí, iré.

59 Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, a su nodriza, al siervo de Abraham y a sus hombres. 60 Y bendijeron a Rebeca diciéndole:

—Tú eres nuestra hermana. Que seas madre de millares de decenas de millares. Que tus descendientes posean las ciudades de sus enemigos.

61 Entonces se levantaron Rebeca y sus criadas, subieron a los camellos y siguieron al hombre. El siervo tomó a Rebeca y se fue.

62 Aconteció que Isaac venía del pozo Beer-lajai-roí[a], porque habitaba en el Néguev. 63 Hacia el atardecer Isaac había salido al campo para meditar, y alzando sus ojos miró, y he aquí unos camellos que venían. 64 También Rebeca alzó sus ojos, vio a Isaac y descendió del camello. 65 Porque había preguntado al siervo: “¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?”, y el siervo había respondido: “Él es mi señor”. Entonces ella tomó el velo y se cubrió.

66 El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Luego Isaac la introdujo en la tienda de Sara, su madre, y tomó a Rebeca, que vino a ser su mujer; y él la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Génesis 25:1-11


Abraham tomó otra mujer cuyo nombre era Quetura. Ella le dio a luz a Zimrán, a Jocsán, a Medán, a Madián, a Isbac y a Súaj. Jocsán engendró a Seba y a Dedán. Los hijos de Dedán fueron los asureos, los letusitas y los leumitas. Los hijos de Madián fueron: Efa, Efer, Hanoc, Abida y Eldaa. Todos estos fueron hijos de Quetura.

Abraham dio a Isaac todo lo que tenía, pero a los hijos de sus concubinas les dio obsequios. Y mientras él vivía, los apartó de su hijo Isaac, enviándolos al este, a la tierra del oriente.

Los años de la vida de Abraham fueron ciento setenta y cinco. Y falleció Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue reunido a su pueblo. Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, en el campo que perteneciera a Efrón hijo de Zojar el heteo, que está frente a Mamre, 10 campo que Abraham había comprado a los hijos de Het. Allí fue sepultado Abraham con Sara su mujer.

11 Sucedió después de la muerte de Abraham, que Dios bendijo a su hijo Isaac. Y habitaba Isaac junto al pozo de Beer-lajai-roí.

Génesis 25:12-18


12 Estos son los descendientes de Ismael hijo de Abraham, que le dio a luz Agar la egipcia, sierva de Sara. 13 Estos son los nombres de los hijos de Ismael, por sus nombres, según sus descendientes: El primogénito de Ismael fue Nebayot. Después nacieron Quedar, Adbeel, Mibsam, 14 Misma, Duma, Masá, 15 Hadad, Tema, Jetur, Nafis y Quedema. 16 Estos fueron los hijos de Ismael y sus nombres según sus aldeas y campamentos: doce jefes según sus naciones.

17 Los años de la vida de Ismael fueron ciento treinta y siete, y falleció y fue reunido a su pueblo. 18 Y sus descendientes habitaron desde Havila hasta Shur, que está frente a Egipto, en dirección de Asur.

Se estableció, pues, frente a todos sus hermanos.

1 Reyes 1:1-31


Cuando el rey David era anciano, de edad avanzada, lo cubrían con ropas, pero no se calentaba. Por tanto, sus servidores le dijeron: “Que busquen para mi señor el rey una joven virgen, a fin de que esté en la presencia del rey, lo atienda y duerma en sua seno, para que dé calor a mi señor el rey”.

Entonces buscaron a una joven bella por todo el territorio de Israel. Hallaron a Abisag la sunamita y la llevaron al rey. La joven era sumamente bella. Ella atendía al rey y le servía, pero el rey no la conoció.

Entonces Adonías, hijo de Haguit, se enalteció diciendo: “¡Yo seré rey!”. Y se consiguió un carro, jinetes y cincuenta hombres que corrieran delante de él. En toda su vida, su padre no lo había contrariado diciéndole: “¿Por qué has actuado así?”. Él era también de muy buena presencia y había nacido después de Absalón.

Adonías tenía tratos con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar. Ellos respaldaban a Adonías; pero el sacerdote Sadoc, Benaías hijo de Joyada, el profeta Natán, Simei, Rei[a] y los valientes que tenía David no seguían a Adonías. Adonías mató ovejas, vacas y ganado engordado junto a la peña de Zojélet, que está cerca de En-rogel; e invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, servidores del rey. 10 Pero no invitó al profeta Natán ni a Benaías ni a los valientes ni a su hermano Salomón.

11 Entonces Natán habló a Betsabé, madre de Salomón, diciendo:

—¿No has oído que reina Adonías, hijo de Haguit, sin que lo sepa nuestro señor David? 12 Ahora pues, ven, déjame darte un consejo para que salves tu vida y la vida de tu hijo Salomón: 13 Ve, entra a la presencia del rey David y dile: “Mi señor el rey, ¿no has jurado tú a tu sierva diciendo: ‘Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono’? ¿Por qué, pues, reina Adonías?”. 14 Mientras tú aún estés allí hablando con el rey, he aquí que yo entraré detrás de ti y confirmaré tus palabras.

15 Entonces Betsabé entró en el dormitorio del rey. El rey era muy anciano, y Abisag la sunamita le servía. 16 Betsabé se inclinó y se postró ante el rey, y este preguntó:

—¿Qué quieres?

17 Ella le respondió:

—Señor mío, tú has jurado a tu sierva por el SEÑOR tu Dios: “Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono”. 18 Pero ahora, he aquí que reina Adonías; y tú[b], mi señor el rey, no lo sabes. 19 Él ha matado numerosos bueyes, ganado engordado y ovejas; ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, jefe del ejército; pero no ha invitado a tu siervo Salomón. 20 Ahora bien, oh mi señor el rey, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey, después de él. 21 De otra manera, acontecerá que cuando mi señor el rey repose con sus padres, mi hijo Salomón y yo seremos tenidos por culpables.

22 Y he aquí, mientras ella todavía hablaba con el rey, llegó el profeta Natán. 23 E informaron al rey diciendo:

—El profeta Natán está aquí.

Cuando él entró a la presencia del rey, se postró a tierra sobre su rostro ante el rey. 24 Entonces dijo Natán:

—Mi señor el rey, ¿has dicho tú: “Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono”? 25 Porque hoy ha descendido y ha matado numerosos bueyes, ganado engordado y ovejas. Ha invitado a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército[c] y al sacerdote Abiatar. He aquí, ellos están comiendo y bebiendo ante él, y han dicho: “¡Viva el rey Adonías!”. 26 Pero no me ha invitado a mí, tu siervo; ni al sacerdote Sadoc ni a Benaías hijo de Joyada ni a tu siervo Salomón. 27 ¿Ha sido ordenado este asunto por mi señor el rey, sin haber informado a tu siervo[d] quién se habría de sentar en el trono de mi señor el rey, después de él?

28 Entonces el rey David respondió diciendo:

—Llámenme a Betsabé.

Ella entró a la presencia del rey y se puso de pie delante de él. 29 Y el rey juró diciendo:

—¡Vive el SEÑOR que rescató mi alma de toda adversidad, 30 que como yo te he jurado por el SEÑOR Dios de Israel, diciendo: “Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en mi lugar”, ciertamente así lo haré en el día de hoy!

31 Entonces Betsabé se inclinó con el rostro a tierra y se postró ante el rey, diciendo:

—¡Viva para siempre mi señor, el rey David!

Mateo 1:1-17


Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

Abraham engendró a Isaac;

Isaac engendró a Jacob;

Jacob engendró a Judá

y a sus hermanos;

Judá engendró de Tamar a Fares

y a Zéraj;

Fares engendró a Hesrón;

Hesrón engendró a Aram;

Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Najsón; Najsón engendró a Salmón;

Salmón engendró de Rajab a Boaz; Boaz engendró de Rut a Obed; Obed engendró a Isaí;

Isaí engendró al rey David.

David engendró a Salomón,

de la que fue mujer de Urías;

Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abías;

Abías engendró a Asa;

Asa engendró a Josafat;

Josafat engendró a Joram;

Joram engendró a Uzías;

Uzías engendró a Jotam;

Jotam engendró a Acaz;

Acaz engendró a Ezequías;

10 Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón;

Amón engendró a Josías;

11 Josías engendró a Jeconíasa y a sus hermanos en el tiempo de

la deportación a Babilonia.

12 Después de la deportación a Babilonia,

Jeconíasa engendró a Salatiel;

Salatiel engendró a Zorobabel;

13 Zorobabel engendró a Abiud; Abiud engendró a Eliaquim;

Eliaquim engendró a Azor;

14 Azor engendró a Sadoc;

Sadoc engendró a Aquim;

Aquim engendró a Eliud;

15 Eliud engendró a Eleazar;

Eleazar engendró a Matán;

Matán engendró a Jacob.

16 Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones, y desde David hasta la deportación a Babilonia son catorce generaciones, y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo son catorce generaciones.

Comentario a la Parashá: La Tumba de Majpelah

Después Abraham enterró a su esposa, Sara, allí en Canaán, en la cueva de Majpela, cerca de Mamre (también llamado Hebrón).

(Génesis 23:19).

La esposa de Abraham- Sarah, ha muerto. Aunque Dios había prometido dar a los descendientes de Abraham la totalidad de la tierra de Canaán, Abraham no poseía ni aún un pedazo de tierra en la que pudiera darle sepultura a su esposa. El negoció con los cananeos locales para comprar un campo en el que se encontraba una cueva adecuada para una sepultura. La cueva, situada en Hebrón se llama Majpelah, y hoy todavía es un sitio sagrado del judaísmo.

La Toráh es amplia en detalles para enseñarnos sobre la compra de esta tumba y el entierro de Sarah. Antes del final de la parashah, Abraham fue enterrado en la misma tumba. Isaac y Jacob también serían sepultados en la cueva de Majpelah. Según la tradición talmúdica, incluso Adán y Eva están enterrados en esa misma tumba.

Adán y Eva, nuestros primeros padres, representan a toda la humanidad. Su pecado se encuentra en la raíz de la causa de la muerte humana.

Elohim los expulsó del jardín y el derecho al árbol de la vida, y al hacerlo, por el pecado de un hombre la muerte pasó a todos los humanos. Pero la promesas del Pacto de Elohim a Abraham ofrecen a Adán y Eva la esperanza de su redención y el rescate de toda la humanidad. El Shaliaj Shaul (el Apóstol Pablo), declara “Despierta, tu que duermes y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Mashíaj”. (Efesios 5:14).

En esa hora, [Mashiaj] sube y trae buenas noticias a aquellos que duermen en Majpela y les dice: “Abraham, Isaac y Jacob, ¡levántense! ¡Suficiente han dormido!” Y ellos responderán y dirán: “¿Quién es este que quita el polvo de sobre nosotros?” Y Él les dirá: “Yo soy el Mashíaj-Ungido del SEÑOR.  La Salvación está cerca, la hora está cerca“. Y ellos responderán: “Si es realmente así, ve y lleva las buenas nuevas a Adán el primer hombre, para que él se levante primero: En esa hora ellos le dirán a Adán el primer hombre: “¡Bastante has dormido!” (Pirqe Mashiaj, BhM 3:73-74).

La parashá con Rabí Peretz ben Yehudah.